miércoles, 3 de junio de 2009

La paradoja del valor

Adam Smith la enunció así:

Nada es más útil que el agua; pero ésta no comprará nada; nada de valor puede ser intercambiado por ella. Un diamante, por el contrario, tiene escaso valor de uso; pero una gran cantidad de otros bienes pueden frecuentemente ser intercambiados por éste.

Y nosotros la vemos constantemente en la vida cotidiana. Quizás no sea necesario analizar casos tan extremos para notarlo: Es común ver gente de la que uno sospecha si tienen cubiertas las necesidades básicas, ostentando altas llantas, amigo [*].

En este punto quiero preguntarme algo: ¿Son las zapatillas de lujo más necesarias que un buen plato de comida todos los días? No vamos a discutir los medios por los cuales las consiguen, pero ciertamente muchos las compran con dinero que ganan por medios legales. Otros, por medios no tan legales.

Yo creo que son necesarias, pero quizás no somos capaces de verlo.
Quizás el lector de este blog no pertenece a la clase social que acostumbra comprar estos bienes suntuarios en lugar de cubrir necesidades por lo que es posible que no comprendan el hecho. Por mi parte, intenté hacerme una idea de este singular comportamiento, y creo que llegué a una pequeña conclusión (que puede ser evidente para muchos):

La zapatilla representa el símbolo de estatus, aquella cosa que los distingue haciéndolos salir de la realidad en que viven y les da la ilusión de que sus vidas no están siempre al límite, y que luchan por algo distinto.

Después de todo, no podemos culpar a nadie por este comportamiento (y tampoco es lo que quiero hacer). De hecho nosotros tenemos un comportamiento similar: Irnos de vacaciones, asistir al teatro, comprar un buen vino... son pequeños símbolos de estatus que nos despegan de la categoría social en la que estamos inmersos.
Estimo que la clase alta tendrá sus fetiches, pero no los conozco y quizás tampoco los comprenda.

Quizás el lector quiera darme su punto de vista, e incitar el debate.

[*] Vulgarismo local utilizado para elogiar las zapatillas de otra persona. Usualmente precede al hurto de las mismas.

5 comentarios:

Adrian Paredes dijo...

Yo no estoy de acuerdo en que nosotros (clase media cada vez más baja) nos vayamos de vacaciones, asistamos al teatro o compremos un vino para demostrar status. Si yo me voy de vacaciones es para descansar o conocer un nuevo lugar o divertirme (será por eso que hace mucho que no me voy de vacaciones), si voy al cine (reemplazo "teatro" por "cine" porque no voy al teatro) es porque me fascinan las películas y me hacen sentir emociones o transportarme a otro mundo, y si compro un buen vino... bueno, admitámoslo, es para ponerme en pedo (será que realmente nunca compro buenos vinos).

Estoy de acuerdo en que muchas veces las personas necesitan demostrar algo que no son frente a otras. Los símbolos de status varían de acuerdo a las clases sociales y a las épocas. Hace poco hablamos de cómo en la obra maestra de Phillip K. Dick, "Do Androids Dream of Electric Sheep?", las personas de clase media gastaban todos sus ahorros comprando animales naturales (o artificiales y simulaban que eran reales) solamente para mostrarlos, porque en el futuro de Dick, los animales (casi todos en peligro de extinción) son los símbolos de status.

Las "llantas" son los símbolos de status de la clase baja. Quizás las viviendas o los autos deportivos sean los de la clase alta. La clase media tiene sus fetiches, pero no creo que sean una salida al teatro/cine o vacaciones (aunque hay excepciones). Yo creo que los símbolos de status de la clase media son muy parecidos a los de la clase baja: también son zapatillas, ropa, celulares...

Quizá el problema es que la clase media está desapareciendo...

En fin, ya divagué demasiado... Vuelvo a "trabajar".

Matt dijo...

Me parece oportuno compartir con ustedes este vívido poema. Medio me hago cargo, medio no…


Poema a la Clase Media

Clase media
medio rica
medio culta
entre lo que cree ser y lo que es
media una distancia medio grande
Desde el medio mira medio mal
a los negritos
a los ricos a los sabios
a los locos
a los pobres
Si escucha a un Hitler
medio le gusta
y si habla un Che
medio también
En el medio de la nada
medio duda
como todo le atrae (a medias)
analiza hasta la mitad
todos los hechos
y (medio confundida) sale a la calle con media cacerola
entonces medio llega a importar
a los que mandan(medio en las sombras)
a veces, solo a veces, se dá cuenta(medio tarde)
que la usaron de peón
en un ajedrez que no comprende
y que nunca la convierte en Reina
Así, medio rabiosa
se lamenta(a medias)
de ser el medio del que comen otros
a quienes no alcanza a entender
ni medio.

Mario Benedetti

Lucas dijo...

Adrián:
Quizás no escogí los íconos de status de la clase media de la mejor forma... pero no podés negar que mucha gente se va de vacaciones sólamente para contar que se fue. Adicionalmente, conozco montones de personas que no saben de vinos, pero se arriesgan a catar y emitir juicio.
Recuerdo con mucho agrado aquella charla sobre el libro de Phillp Dick... y realmente lo siento un reflejo futurista de la sociedad actual, con todo incluso los replicantes... pero ese es tema para otro post.
¿Realmente estamos desapareciendo?

Matías:
No conocía el poema de Benedetti, y es muy bueno. Somos muchas veces críticos de todos, sintiendo la impunidad de estar en medio. Enarbolamos la bandera que más nos conviene, y nos quejamos ante cualquier circunstancia.
Somos una clase media... tratemos de no ser mediocres.
¡Gracias por hacerme conocer el poema!

Dennis Moore dijo...

Concuerdo con la crítica de Adrián Paredes. No son símbolos de status tomar un buen vino ni esas cosas. No sé a qué apunta el post intentando comparar ostentanciones de clase baja con ostentaciones de clase media. ¿Será intentar indicar que los pobres también son humanos?

La porquería de poema que aparece en los comentarios no es ni por asomo del maestro Benedetti, que en paz descanse. Es simplemente un poema cursi, banal, que intenta tirar abajo a un enorme grupo humano con gran cantidad de valores. Lo más curioso es que se llenen la boca con él personas que pertenecen a la clase media. ¿Se sienten más aliviados con una autorcrítica destructiva? Lo que atenta contra la clase media es justamente este tipo de miradas desde su propio centro. Creo que hay que ser más jugado y no caer en generalizaciones si lo que se quiere decir es "no me gusta ESTO que hago, y quiero cambiarlo". Si nos quedamos hablando de una vagamente definida clase media con sus vagamente definidas acciones mediocres, gozamos con nuestro discurso políticamente correcto y seguimos mirando televisión sin mover un dedo (exceptuando al dedo para cambiar de canal).

Lucas dijo...

Estimado Dennis:
Me encanta ver que el post llegó al punto que quería. Necesitaba a alguien que se oponga rotundamente al argumento, y la forma contundente en que usted lo hizo secunda la idea de Adrián al respecto.
Ahora bien, si los fetiches de la clase media no son los enunciados, ¿cuáles lo son? ¿En qué preferimos gastar el dinero y principalmente, el tiempo?
El facilismo ha sido criticado desde siempre, pero todos caemos en él. Es una tentación tan grande... para cambiar, hay que esforzarse; para seguir igual, simplemente no debemos hacer nada.
Es inevitable que en algún momento caigamos en la trampa...

Y ciertamente me han engañado respecto de Benedetti y su poema, pero fue un simpático engaño.